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POESÍA

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CORTO

* MARIO ALONSO PUIG: "LA FELICIDAD ES DESCUBRIR EN LA VIDA EL SENTIDO DE NUESTRA EXISTENCIA" *


MEDITACIÓN Y RELAJACIÓN

sábado

LAS CUATRO VERDADES DEL SUFRIMIENTO


El primer obstáculo para la realización de la felicidad consiste en no reconocer el sufrimiento como lo que es. Muchas veces consideramos felicidad lo que no es más que sufrimiento disfrazado. Esa ignorancia nos impide buscar sus causas y, por consiguiente, ponerles remedio. Somos como algunos enfermos, que, inconscientes del mal que padecen, no identifican los síntomas de su enfermedad y consideran innecesario someterse a un reconocimiento médico. O peor aún, como esos que saben que están enfermos, pero prefieren esconder la cabeza bajo el ala en lugar de seguir un tratamiento.
Hace más de dos mil quinientos años, siete semanas después de haber alcanzado la iluminación bajo el árbol de la Bodhi, el Buda impartió su primera enseñanza en el parque de las Gacelas, en los alrededores de Benarés. Allí enunció las Cuatro Nobles Verdades. La primera es la verdad del sufrimiento. No sólo el sufrimiento que salta a los ojos, sino también,  sus formas más sutiles. La segunda es la verdad de las causas del sufrimiento, la ignorancia que provoca el deseo ávido, la maldad, el orgullo y muchos otros pensamientos que envenenan nuestra vida y la de los demás. Dado que los venenos mentales pueden ser eliminados, la cesación del sufrimiento –la tercera verdad- es posible. La cuarta verdad es la vía que transforma esta posibilidad en realidad. Dicha vía es el proceso que pone en práctica todos los métodos que permiten eliminar las causas fundamentales del sufrimiento. En suma, hay que:
Reconocer el sufrimiento.
Eliminar el origen.
Conseguir su cesación.
Y a tal fin practicar la vía
.
El hecho de que, desde el primer sermón, el Buda pusiera el acento en el sufrimiento no refleja en absoluto una visión pesimista de la existencia. A semejanza de un médico experimentado, nos empuja a reconocer la naturaleza de ese sufrimiento para identificar sus causas, encontrar los remedios y aplicarlos. Por eso las enseñanzas budistas dicen a menudo que debemos considerarnos a nosotros mismos enfermos, al Buda o maestro espiritual, un hábil médico, su enseñanza, una prescripción, y el camino de la transformación personal, el proceso de curación.