He
pasado las cinco fases y he conseguido la cita.
¿Ahora qué hago?
Recuerda
esto: lleva a tu pareja a un sitio que os dé miedo (que no sea la casa de tus
padres, sino algo más emocionante, que dé miedo de verdad). Las investigaciones
muestran que compartir una experiencia fuerte tiende a crear lazos románticos
con otra persona. Tiene que ser una experiencia que genere adrenalina pero que
termine bien, algo que podáis recordar con emoción y con la sensación de que
todo lo que te pasa con la otra persona al final acaba de forma positiva.
Llevarle al túnel del terror en el parque de atracciones es una idea aceptable;
otra opción, para los más arriesgados, puede ser hacer puenting para celebrar su
cumpleaños.
¿Y el primer beso?
¿Recuerdas
tu primer beso? Los expertos dicen que para la mayoría es algo inolvidable,
incluso más que la primera relación sexual. Casi todos somos capaces de
recordar hasta el 90 por ciento de los detalles de nuestro primer beso, da
igual que ocurriese hace cincuenta años o hace unos meses.
Lo
recuerdo. ¿Pero por qué besamos y por qué nos impacta tanto un beso?
Evolutivamente
puede que el beso se haya desarrollado a raíz de la costumbre de los primates
de alimentar a sus pequeños de boca a boca, transformándose en una estrategia
para confortar a los niños hambrientos si no había comida y luego en una forma
de expresar afecto. Sólo un 10 por ciento de la población mundial no se besa
con los labios.
¿Qué
pasa cuando un beso “funciona”?
Un
beso que funciona actúa como una droga porque estimula un cóctel de hormonas y
neurotransmisores. Sube lo que llaman la hormona del amor, la oxitocina, que
crea vínculos a medio y largo plazo. También suele subir la dopamina, sobre
todo en los primeros besos de una relación, y se fomenta el deseo, ese
sentimiento de que no puedes esperar a estar con alguien cuando te enamoras. La
serótonina, el neurotransmisor que tiene que ver con los sentimientos
obsesivos-compulsivos – te cuesta comer, dormir… - también aumenta.
¿Y qué
ocurre con un beso que fracasa?
Un
beso fracasado, en cambio, te lleva a un pequeño caos químico que estimula la
hormona del estrés, el cortisol, y pone freno a la relación. De hecho, el
psicólogo Gordon Gallup, de la Universidad de Albany (Estados Unidos), calcula
que más de la mitad de las personas terminan con una pareja porque el primer
beso no funcionó.
Pero
si el beso te va mal, no intentes vengarte haciendo como en la saga Crepúsculo y muerdas a tu amado. La mordedura humana es más peligrosa que la de una rata o un perro. Curiosamente, no pasa nada por intercambiar gérmenes en la
saliva, porque aunque dos millones de bacterias y cuarenta mil microorganismos
cambian de dueño después de un beso, también generamos neuropéptidos que nos
ayudan a luchar contra las infecciones.