THOMAS TROBE / KRISHNANANDA - ESCUELA DE VERANO
En casi todos nosotros existe
un niño desesperadamente necesitado bajo nuestras compensaciones. Eso, por lo
menos, es mi experiencia. ¿Cómo vivimos
con ese niño, cómo los compartimos y cómo podemos sanarlo? Desde el espacio de
la inconsciencia, cogemos nuestro pánico, nuestras exigencias, nuestra
desesperación, y se las tiramos sobre el regazo a la otra persona, diciéndole: “Toma,
cuida de mí” Eso es lo que hacen los niños, y nuestro niño interior están tan
desesperado como lo ha estado siempre. Cuando nos abrimos a alguien, estos
sentimientos empiezan a surgir. Para sanar al niño herido tenemos que aprender
a hacerle de padres. Esto se consigue cultivando el estado meditativo de conciencia.
Esta curación no se
consigue haciendo, sino observando y sintiendo. Está relacionada con traerle
las cualidades de la meditación a nuestro niño y también a todos los dramas,
dolores y dificultades de nuestras relaciones.
La meditación nos da
presencia, una apreciación de quiénes somos tras todas nuestras personalidades
falsas y condicionadas. Cuando esa presencia meditativa se encuentra allí, algo
muy en el fondo de nuestro niño aterrado se relaja. Mientras, nos identificamos
con nuestras personalidades falsas: el cuidador, el complaciente, el play-boy,
el líder, etc., y estamos aun viviendo en ellas. El niño, basado en el miedo,
no tiene a nadie que le cuide. No hay ninguna presencia real que pueda aliviar
sus miedos, pero con la presencia del meditador podemos distanciarnos del drama
de nuestra vida y tomarlo con compasión. Nos da espacio, reemplazando con él la
presión y el juicio que siempre nos hemos infligido a nosotros mismos.
Hace años, la primera
vez que fui a la India, yo ya practicaba la meditación Vipassana. Yo creía que
la meditación consistía en sentarse en un cojín, cerrar los ojos y controlar la
respiración. Es verdad que sentarse en silencio y penetrar dentro es
probablemente la mejor forma de nutrir y cultivar nuestro silencio interno,
pero mi maestro me introdujo a una comprensión mucho más amplia de lo que realmente
significa la meditación He necesitado estar años con él para empezar a
comprender que la meditación es un estado del ser, una forma de vivir y no algo
reducido a unas cuantas horas en un zafu. Tal vez una de las mayores lecciones
de mi vida haya sido aprender que no tengo que hacer nada para cambiar o para
que me amen. ¿Es posible que sea suficiente con observar, sentir y permitir?
Ésa es la lección que estoy aprendiendo sobre la meditación.
La meditación trae a nuestra conciencia ciertas cualidades específicas que sanan directamente a nuestro niño interior. Estas cualidades son:
1. Observación
2. Comprensión
3. Aceptación
4. Presencia
5. Centrarse
6. Paciencia y confianza.
Echemos una mirada a cada una de ellas
La meditación trae a nuestra conciencia ciertas cualidades específicas que sanan directamente a nuestro niño interior. Estas cualidades son:
1. Observación
2. Comprensión
3. Aceptación
4. Presencia
5. Centrarse
6. Paciencia y confianza.
Echemos una mirada a cada una de ellas