MIGUEL
ÁNGEL VELÁZQUEZ – CIVSEM
¿Qué
quieres hacer, cómo quieres vivirla, qué tipo de persona quieres ser?
Un alto
porcentaje de personas viven su vida fuera de su centro. El ritmo que nos
impone la forma de vida actual nos impide ser la persona que deseamos ser y
estar en la vida como nos gustaría. Vivimos desde el exterior de nosotros
mismos, de acuerdo a pautas que nos vienen dadas por grupos de influencia a los
que pertenecemos.
Ya desde
niños no se nos permite estar atentos a lo que realmente nos gusta, nos
apetece, nos motiva. Nos educan en lo correcto más que en el descubrimiento de
la sintonía con nuestro potencial. Elegimos la formación para el futuro por las
salidas profesionales que nos ofrece, nos presentamos a las entrevistas de
selección preparando respuestas que no se corresponden con lo que somos, con
nuestros deseos y expectativas, sino con lo que el entrevistador espera oír. El
ámbito laboral no se escapa de este fenómeno. Nos comportamos en el trabajo de
acuerdo con lo que otros esperan ver, aunque se contradiga con convicciones
personales profundas.
¿Es de
esta forma como queremos vivir nuestra vida?
Somos
muchos los que deseamos identificarnos con nosotros mismos, aprender a
descubrirnos, para lo que necesitamos dedicarnos atención. Es fundamental
aprender a sintonizar con nuestras inquietudes vitales, lo que nos hace sentir
bien y lo que no nos hace felices, en todos los ámbitos de nuestra existencia.
Y el
primer paso para encontrar el centro es tomar como referencia nuestras
emociones, ¿Qué siento?... y de la mano de esta pregunta aparecerán las siguientes:
¿Qué quiero hacer de mi vida? ¿Cómo quiero vivirla? ¿Qué tipo de persona quiero
diseñar? Y cada una de nuestras respuestas nos mueve a la acción, y dan lugar a
un proceso en el que nos construimos identificándonos con nuestro sentir profundo,
con nuestro deseo de ser una y no otra persona. Y, probablemente, ser fieles a
ello implica rupturas, con lo que fuimos, con lo que se esperaba de nosotros,
con lo que no nos hacía felices a pesar de que fueran motivos de éxito o de una
buena fachada ante los demás.
Los días
tienen 24 horas, y somos libres para decidir cómo queremos vivirlas, en cada
ámbito, en cada espacio, en cada entorno, con cada persona que nos rodea…
podemos llenarlas de retos, de ambiciones, de deseo por erigir lo que deseamos
ser o por dejarnos llevar donde los condicionamientos sociales nos dirijan.
Somos los dueños de nuestra vida y podemos hacer de ella una experiencia
maravillosa. ¿Por qué no empezar a caminar hacia donde queremos estar? Y, en
algún momento miraremos hacia atrás y, ¿Qué pasará con nuestra mirada? ¿Se
sentirá orgullosa de nuestra construcción?, o ¿Desearía volver a empezar?