Creencia número 4: No es necesario entender de todo para poder
servirse de todo.
ANTHONY ROBBINS
ANTHONY ROBBINS
Muchos de los que triunfan albergan otra creencia útil. Están
convencidos de que no necesitan saberlo todo sobre algo antes de poder
utilizarlo. Saben cómo servirse de lo esencial sin necesidad de abrumarse con
todos los detalles. Si nos fijamos en las personas que detentan poder, resulta
por lo general que poseen un conocimiento práctico suficiente de muchos temas,
pero poco dominio de todos y cada uno de los detalles de las empresas que
acometen.
Por medio del “modelado” podemos economizar uno de nuestros
recursos más insustituibles: el tiempo. Al observar a los triunfadores para ver
qué acciones crean concretamente para producir resultados, nos ponemos en
condiciones de copiar sus acciones (y por tanto, sus resultados) en mucho menos
tiempo. El tiempo es una de esas cosas que nadie puede crear para usted. Pero
los triunfadores, invariablemente, resultan muy avaros de su tiempo. Van a lo
esencial de cualquier situación, sacan lo que necesitan y no se entretienen con
lo demás. Por supuesto, si hay algo que les llama la atención, si desean llegar
a entender cómo funciona un motor, o cómo se fabrica un producto, se tomarán el
tiempo necesario para aprender. Pero permanecen siempre conscientes de cuánto
necesitan saber, siempre al tanto de lo que es esencial o superfluo.
Apuesto a que si yo le preguntara cómo funciona la electricidad,
la respuesta oscilaría entre una mueca interrogante o una vaga idea. Lo que no
nos impide apretar el interruptor y encender la luz; no que me lean a la luz de
un candil. Quienes tienen éxito se caracterizan por su especial habilidad para
distinguir entre lo que tienen necesidad de entender y lo que no.
Para utilizar con eficacia la información contenida en estos
textos, lo mismo que todos los recursos de la vida, el lector debe “asimilar”
que ha de existir un equilibrio entre la práctica y el conocimiento. Puede uno
pasarse todo el tiempo estudiando las raíces, o aprender a recoger su fruto.
Los triunfadores no son necesariamente los que poseen más información o más
conocimientos. Probablemente, en la Universidad de Stanford o en el Instituto
Tecnológico de California había muchos sabios o ingenieros que sabían bastante
más de los circuitos de las computadoras que Steve Jobs o Steven Wozniak, pero
éstos fueron más eficaces en aplicar lo que tenían, y consiguieron los
resultados.