ELSA PUNSET
¿Cómo mantengo vivo el vínculo amoroso?
Básicamente se trata de recuperar dos elementos: la conexión emocional y el contacto físico. ¿Recordáis cuando flotábamos, eufóricos, en la etapa de la limerencia? Podíamos pasar horas mirando,tocando y sintiendo al otro, sin más. Ése es el alimento del amor duradero.
¿Existen
trucos para recuperar esa conexión?
Sí.
Ahí van algunos: de entrada, volver a escuchar a la pareja de forma que se
sienta escuchada, no solo oída; ello
implica parar el tiempo e interesarse de corazón por el otro. Ser generosos en
lo grande y en lo pequeño, como cuando todo lo queríamos compartir con el otro.
Reavivar el placer sencillo del contacto físico: caricias, miradas, abrazos… Y
también derrochar a conciencia sentido del humor, porque la risa y la sonrisa
son una fuente de alegría complice, fantástica y gratuita.
Para
los más decididos, Marshall sugiere un ejercicio que puede dejar atónitas a
nuestras parejas pero que al parecer resulta muy eficaz: hay que mirar al otro
con los ojos, sin decir nada, durante unos minutos, todos los días. Así
conseguiremos empezar a reconectar,
que es la esencia imprescindible del vínculo amoroso.
¿Cuál
es mi estilo amoroso?
En
nuestras relaciones románticas tendemos a querer a los demás, y a esperar que
ellos nos quieran, de una determinada manera, de acuerdo a nuestro estilo
amoroso. Repetimos esta forma de dar y recibir afecto aunque tengamos parejas
variadas.
La
teoría original de los estilos amorosos la formuló hace más de treinta años Joe
Lee, un sociólogo canadiense que se refería a estos estilos como “los colores del
amor”.