"En Marruecos se puede ejercer, pero no ser homosexual y decirlo"
El escritor ha presentado su tercer libro "El Ejército de
Salvación", una novela de rasgos autobiográficos que ha supuesto su
salida del armario en Marruecos.
Nacido en Salé, una ciudad pegada a Rabat, Abdellah Taïa es el primer personaje público
marroquí que desvela su homosexualidad desde su propio país.
Residente el París desde hace siete años, su retorno a Marruecos y su
salida del armario ante los medios de comunicación supone mucho más
que romper un tabú. Es un paso muy
valiente que debe ser reconocido y apoyado con firmeza. "El
ejército de Salvación" es su tercer libro,tras "Mon Marroc" y
"Le Rouge du Tarbouche", libro este último que también se
publicó en Marruecos. Es la primera vez que se le traduce al castellano,
un mérito de la editorial vasca Alberdania, que también lo ha
publicado en euskera.
¿Es la primera vez que hablas en uno de tus
libros sobre homosexualidad?
Posiblemente es la primera vez que destaca una
escritura autobiográfica, que habla de mí, de mis vivencias, de mi
historia personal, y que trato de transformar en una historia que se
inserta en fragmentos en la narración.
Todos mis libros se han construido así, con
fragmentos de mí mismo y de la historia que quiero contar. No he escrito
este libro para decir "Yo, Abdellah Taïa, soy homosexual", no es
mi propósito, pero el caso es que soy homosexual, por tanto aparece como
un factor más, sin darle importancia. Así, en los tres libros está presente
la homosexualidad, sobretodo en los dos últimos, y de forma aún más
marcada en el tercero. Pero la homosexualidad no es tema principal. No he escrito aún un libro donde hable de mi
recorrido como homosexual. Un día me gustaría hacerlo, explicar lo
que soy ante la sociedad marroquí y cómo vivo esta experiencia.
Pero tu propia homosexualidad marca necesariamente
las historias que escribes...
Por supuesto, es muy importante. No quiero quitarle en
absoluto su papel determinante, yo me
reivindico como homosexual, porque lo soy, y el protagonista del
libro -que de hecho soy yo- también lo es y se presenta como tal.
Este libro supone una visualización de la
homosexualidad muy destacada, porque soy el primer marroquí que dice
públicamente que es gay, saliendo del armario ante todo el mundo. No lo he
dicho en el libro, aunque el protagonista es homosexual, lo he hecho en
los medios de comunicación en Marruecos. Cuando me preguntaron en
distintas entrevistas en la prensa y la televisión, contesté francamente.
Irse de un país donde hay homofobia y hablar
desde lejos parece algo fácil. Pero tú has vuelto a Marruecos, la gente
conoce tu trabajo y sabe que eres gay. ¿Qué supuso irte y después volver
como alguien abiertamente homosexual?
No quisiera parecer un héroe, es sólo una cuestión de necesidad interior.
Me fui de Marruecos porque soñaba con hacer cine, y quería estudiar
para ser realizador. Nací en una familia pobre y me espabilé como pude para
marcharme a París, y una vez allí, la
necesidad de escribir apareció en mí, como algo que me estuviera
esperando, como un pequeño milagro. Y seguí ese instinto, que me llevó
finalmente a hablar de homosexualidad, de mi liberación, en los
libros que he escrito. Cuando volví a Marruecos y hablé de
todo esto, no había previsto para nada sacar el tema de la
homosexualidad. Tuve la suerte de que la
prensa se interesara por mi trabajo, estuve en la televisión, en los
periódicos, y cuando me preguntaron tuve
el deber de contestar por todos los otros marroquíes homosexuales,
intentando comenzar a romper con los clichés, rebelarme contra la homofobia generalizada que domina Marruecos. Tuve que ser honesto, porque sin esta honestidad
previa nunca llegaría a escribir. Creo que es importante porque
aunque haga siete años que vivo en París sigo siendo marroquí, y la
evolución de mi país es importante para mí. Pienso
que si se quiere que algo cambie, hay que ir calentando motores.
Amo a mí país a pesar de todos los problemas que persisten, y
es importante para mí que progrese; a mi pequeña escala, siendo
honesto, hablando de homosexualidad, creo que colaboro algo en ello. Las reacciones han sido sorprendentes: hay muchísima gente
que me ha defendido desde la prensa y otros que han
afirmado que ya no soy marroquí, sobretodo desde los medios escritos
en árabe, que mayoritariamente me han ignorado. Pero creo que se comienza
a ver un poco de apertura en Marruecos en muchos ámbitos, incluida la
política y la libertad de prensa.
Podemos hablar de una homofobia generalizada en
Marruecos, aunque socialmente parece que se tolera más la homosexualidad que en
algunos países latinoamericanos. ¿Esa mezcla de realidades es así?
Es difícil, realmente. Tener relaciones sexuales
es muy fácil, casi más que aquí, pero no puedes decir que lo haces.
No puedes existir como homosexual, y ésta es la paradoja.
Hay un par de asociaciones que tocan el tema gay de refilón, pero
que sobretodo se centran en la lucha contra el sida más que en
cuestiones de derechos o libertades. De
momento en Marruecos se puede ejercer, pero no ser homosexual o decirlo. La presión social es muy fuerte aún, y
la mayoría acaban casándose y manteniendo relaciones homosexuales
en secreto.
Viviendo en Francia, ¿cómo
se ve desde allí el progreso legislativo español en temas gltb?
Sé que os podéis casar en las mismas condiciones
que los heterosexuales, y que los transexuales pueden cambiar su nombre en
los documentos oficiales sin necesidad de cirugía. Es extraordinario, increíble, un modelo a seguir por toda la humanidad.
En Francia hay una involución provocada por la derecha conservadora, que realmente
me sorprende y me cuesta entender. Pero al mismo tiempo, la libertad y respeto
existen de forma clara para los homosexuales y eso es muy importante.
Vivir en París es para mí poder realizarme
personalmente, sexualmente, sentimentalmente; puedo escoger mi forma
de vida y nadie me pide cuentas.
¿Cómo reaccionó tu familia cuando hiciste pública
tu homosexualidad ante los medios marroquíes?
Lo han pasado muy mal con mi aparición pública
diciendo que soy gay, porque para ellos ha sido un escándalo, una
vergüenza. He hecho justo lo que no se tiene que hacer. Para ellos es
mucho peor que una hija que pierde la virginidad antes de casarse,
mucho peor. Ha sido muy duro porque no podían
entender mi evolución, es como si para ellos fuera otra persona. Se
preguntan por qué no he hecho como los demás, salvando las apariencias, escondiendo
mi homosexualidad. Pero lo he dicho porque quiero
ser honesto conmigo mismo y porque es mi responsabilidad ante un
país; no puedo mentir sobre algo que es un tema pendiente para toda
esa sociedad. Tenía miedo pero he aprendido algo de la escritura: cuando se
prueba la libertad de pensamiento es difícil renunciar a ella.
¿Volverás algún día a Marruecos?
Creo que de momento no, porque no he terminado lo
que quiero hacer en París. Acabo de empezar y aún estoy imbuido en las
experiencias que me interesa vivir allí, además tengo la libertad para
llevarlas a cabo, lejos de todo, de mi familia, de mi casa. Escribo,
doy clases de árabe y sigo con mi sueño de trabajar en cine; pero sobretodo estoy aprendiendo a vivir libremente y a expresar
mis sentimientos.