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POESÍA

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CORTO

* MARIO ALONSO PUIG: "LA FELICIDAD ES DESCUBRIR EN LA VIDA EL SENTIDO DE NUESTRA EXISTENCIA" *


MEDITACIÓN Y RELAJACIÓN

domingo

MANIFIESTO DEL 17 DE MAYO

Hoy celebramos el vigésimo aniversario de la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por parte de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud. Sí, aunque hoy nos pueda sonar muy extraño, hace tan sólo 20 años, las lesbianas, los gays y las y los bisexuales éramos oficialmente considerados enfermos mentales, de igual forma que todavía hoy, lamentablemente, se considera que las y los transexuales padecen un trastorno psiquiátrico de la identidad sexual.

Por eso hoy es un día importante de celebración y de reivindicación para el colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB). Y aunque 20 años no es nada, sin embargo, en estos cuatro lustros han ocurrido muchas cosas que merecen ser aplaudidas y celebradas.

Hoy, por ejemplo, celebramos que, gracias a la lucha incansable de miles de compañeras y compañeros que nos precedieron, en marzo de 2007 se firmaron en la ciudad de Yogyakarta unos principios sobre la aplicación de las leyes internacionales de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género, cuyo objetivo no es otro que evitar cualquier tipo de discriminación por estos motivos.

También aplaudimos que el 10 de febrero de 2010, hace tan sólo 3 meses, el Parlamento Europeo reafirmó que los Estados que deseen adherirse a la Unión Europea deben modificar su legislación con el fin de proteger a las personas LGTB de toda discriminación. A este respecto, consideramos de la máxima importancia que las autoridades europeas aprueben cuanto antes una Directiva antidiscriminación en esta línea.

De igual forma, nos congratulamos de que el Consejo de Europa, institución a la que pertenecen no sólo países miembros de la Unión Europea, sino también otros como Turquía o Rusia, hace tan sólo unas semanas publicara un documento con ideas acerca de cómo luchar contra la homofobia, transfobia y bifobia.

Con inmensa alegría celebramos que los matrimonios entre personas del mismo sexo sean legales en cada vez más Estados, al igual que nos llena de regocijo que la adopción por parejas del mismo sexo esté permitida no sólo en nuestro país, sino también en muchos otros.

En estos 20 años todos podemos sentirnos muy orgullosos de haber conseguido que las relaciones entre personas del mismo sexo sean legales en numerosos lugares del mundo y que sea posible cambiar de género en los documentos oficiales de otros tantos países.

Y, por poner sólo un ejemplo muy humilde, pero muy significativo, hoy también celebramos con gran satisfacción que en diciembre de 2009, tras una lucha continua y muy difícil, la comunidad de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales en Mongolia haya logrado que se reconozca legalmente el primer y, por el momento, único centro LGTB en el país.

Éste es, sin duda, el camino. Avanzando siempre y no dando ni un solo paso atrás. Porque aún queda mucho por conseguir y porque desde muy diversas instancias se está haciendo todo lo posible para que sigamos viviendo o volvamos a vivir recluidos en esos estrechos y oscuros campos de concentración que coloquialmente llamamos armarios.

Hemos de seguir avanzando para conseguir que la transexualidad deje de ser considerada una enfermedad mental, como, de hecho, ha sucedido ya en Francia. En este sentido, celebramos la oportunidad de que 2010 haya sido considerado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) un “Año para TRANSformar”, un año en el que denunciar con contundencia la terrible discriminación de que somos objeto las mujeres y hombres transexuales, tanto en el ámbito educativo, como laboral, sanitario o, por qué no reconocerlo, entre el propio colectivo de lesbianas, gays y bisexuales. 2010 debe ser, por tanto, un año para tansformar la injustificada e intolerable transfobia en reconocimiento y respeto de las personas transexuales, a las que, por cierto, las lesbianas, los gays y los bisexuales tanto les debemos, pues no debemos olvidar que fueron precisamente ellas y ellos los que, en buena medida, encabezaron el movimiento de liberación homosexual y transexual a finales de los años sesenta del pasado siglo.

Sin olvidar que aún existen Estados como Afganistán, Irán, Mauritania, Nigeria, Pakistán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Yemen que condenan las prácticas homosexuales con la pena de muerte, y que en otros muchos éstas también son objeto de castigo, no podemos dejar de hacer una mención expresa a nuestro país.

En España nos sentimos profundamente orgullosos de constituir un referente mundial en el reconocimiento de los derechos de las personas homosexuales, transexuales y bisexuales. Por poner sólo un ejemplo, muy concreto y reciente, nos congratulamos de que el Juzgado de lo Penal núm. 3 de Sabadell (Barcelona) haya dictado una sentencia pionera que ordena el alejamiento de un joven por haber insultado y amenazado a otro por motivos homófobos.

Una vez más, creemos que este es el camino que hay que seguir para alcanzar una sociedad más justa e igualitaria y, en definitiva, más decente. En este sentido, consideramos preciso que la homofobia, la transfobia y la bifobia sean legalmente equiparadas con el racismo, la xenofobia y el machismo, de modo que no resulte “gratuito” proferir insultos de ese calibre tanto en el terreno mediático como el político.

Así como se están llevando a cabo acciones positivas tendentes a conseguir una situación de completa igualdad para otros colectivos, reivindicamos que las autoridades apliquen esas mismas medidas respecto de la población LGTB.

Finalmente, no podemos dejar de denunciar cuestiones muy concretas, pero que nos parecen trascendentales. Denunciamos, en primer lugar, la ignominiosa vinculación que ha establecido el Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano, entre homosexualidad y pederastia. Exigimos a la Jerarquía de la Iglesia Católica que rectifique esas declaraciones y que en el futuro se abstenga de realizar otras de contenido igualmente homófobo, bífobo o tránsfobo. Al mismo tiempo, nos animamos a recomendar a la Jerarquía eclesiástica que, en lugar de dedicarse a insultar y criminalizar a determinados colectivos por razones religiosas, se ocupe, más bien, de denunciar y vigilar que en el seno de su organización no se produzcan hechos delictivos tan graves como los que están saliendo a la luz en los últimos tiempos.

Asimismo, constatamos con tranquilidad lo que ya imaginábamos: Que la sociedad española ha aceptado con absoluta normalidad el matrimonio entre personas del mismo sexo, tras cinco años de vigencia del mismo, y ello pese a la campaña de desprestigio que se está practicando reiteradamente desde determinados medios de comunicación, que muchas veces, más que informar, simplemente se dedican a insultar. A este respecto, a día de hoy seguimos esperando a que el Partido Popular se digne a retirar el insultante recurso de inconstitucionalidad que interpuso contra la ley de reforma del Código civil que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. Un partido político que de manera tan descarada y permanente atenta contra los derechos de un colectivo, sencillamente, no merece llegar a ocupar el Gobierno de la nación, porque será incapaz de garantizar una convivencia armónica entre todas las partes, muy diversas, que componen esa sociedad.

Por último, y centrándonos ya en nuestra propia Comunidad autónoma, hemos de denunciar también la preocupante situación que se ha creado con motivo de la inesperada e injustificable retirada de las subvenciones a la lucha contra el VIH / sida por parte del Gobierno Autonómico. Estas políticas sanitarias desprotegen, en particular, a la comunidad LGTB y, en general, a toda la población, precisamente en un momento en que las infecciones por VIH están en aumento. Resulta especialmente lamentable que el Partido Popular en la Comunidad de Madrid anteponga los criterios religiosos al bienestar de las ciudadanas y ciudadanos que viven y visitan nuestra región.

Son, por consiguiente, muchos los motivos que en estos 20 años nos animan a celebrar con alegría los logros conseguidos y a seguir luchando con nuestras mejores armas, el respeto y la razón, para conseguir que en los próximos 20 años el mundo sea mejor para todas y todos los que creemos en la diversidad.