Este es el texto que presentó un grupo de jóvenes voluntari@s de XEGA en la clausura de las Primeras Jornadas sobre Educación en la Diversidad Afectivo – Sexual, que tuvieron lugar en Gijón el pasado fin de semana.
Felicitamos a la Junta Directiva del Colectivo Gay de Asturias por la magnífica organización de las Jornadas y por su empeño en hacer de la educación la espina dorsal sobre la que articulan múltiples actividades.
.¡ Gracias por todo !
XEGA -XOVEN: UNA MAGNÍFICA CANTERA PARA ASTURIES. SIN DUDA, LO MEJOR DE LAS JORNADASASÍ NOS SENTIMOS
Somos un grupo de adolescentes asturianos formado por gays, bisexuales, lesbianas, transexuales y algunos amigos heterosexuales, con edades comprendidas entre los 14 y los 21 años. Nosotros hemos tenido la gran oportunidad de compartir, en las charlas de XEGA y con gente en nuestra misma situación, la información que a lo largo de nuestro paso por centros educativos nos ha faltado, hecho que ha repercutido de formas muy diferentes en el desarrollo de nuestra adolescencia.
Además de la encubierta y no tan disimulada discriminación en la vida cotidiana, así como la máscara de falsa tolerancia con la que se cubre la sociedad actual, desde un principio nos enfrentamos al miedo en los centros en los que estudiamos. Miedo al rechazo, la exclusión, la represión, los insultos, las continuas bromas pesadas e incluso la agresión física injustificada. Estos años resultan especialmente relevantes en nuestras vidas, ya que en muchas ocasiones coinciden con los primeros pasos hacia el reconocimiento de nuestra identidad sexual.
En nuestro caso concreto, este camino se suele mostrar como una senda a recorrer en solitario y de una forma lo más invisible posible, ya que carece de referentes prácticos, realistas y objetivos, libres de connotaciones, que nos ayuden a entender que nuestra situación no es algo anormal, vergonzoso, ni mucho menos una enfermedad mental, como se creía hasta hace poco.
Debemos conseguir que la gente entienda, acepte y se conciencie de que no somos pervertidos o trastornados contra natura, sino personas que aman con la misma fuerza que cualquiera, solo que de forma ligeramente distinta.
Por todos estos motivos, cuyas principales causas son la ignorancia, el subyacente miedo ante la diversidad y el perfil estereotipado que se crea en torno a nosotros, creemos firmemente en la necesidad de una educación amplia y tolerante que faculte a los jóvenes de una comprensión y capacidad de juicio basada, no en temores sin fundamento, sino en la naturaleza racional del ser humano y la viva realidad que nos rodea.
Si buscamos combatir la homofobia desde sus orígenes y deseamos una evolución a nivel general en este sentido, es vitalmente necesario incluir en la educación básica de la sociedad la información y empeño correspondientes para promover estos valores. Esta labor se encuentra muy especialmente en manos de padres y profesores, ya que en ellos radica una gran parte de la responsabilidad de iniciar y potenciar este cambio de mentalidad en la sociedad actual y en los jóvenes, la sociedad del futuro.
La utilización de videos documentales, las charlas interactivas y otros recursos varios facilitarían enormemente el acceso de los alumnos, padres y profesores a una posición más cercana y receptiva. No entendemos la razón por la que no se incluye este tema en la educación sexual, la cual todos hemos recibido en algún momento, en mayor o menor medida.
Si se nos habla sobre cómo usar un condón o un tampón, ¿por qué no de cómo descubrir nuestra identidad sexual y aceptarla con total naturalidad?
En nuestras propias experiencias con la familia se pueden encontrar ejemplos de todo tipo: en pocos casos, nuestros padres han aceptado los hechos como algo completamente normal; en bastantes más, se da una división de opiniones, frecuentemente con mayor comprensión por parte de la madre que del padre; en otros, las consecuencias han sido el intento de olvidar, ignorar y silenciar en la medida de lo posible el asunto en cuestión, creyendo que el vacío y la amenaza pueden resolver los problemas existentes.
Por otra parte, no hay que olvidar que todavía somos muchos los que no nos hemos decidido a mencionar nada al respecto en casa, tal vez porque no lo consideremos totalmente necesario o, más probablemente, por miedo a la consiguiente respuesta.
Volviendo a los institutos, también cabe destacar la falta de delicadeza de ciertos orientadores que, creyéndose en su derecho, han solucionado a su manera nuestro proceso de aceptación ante nuestros padres, dando lugar a incomodidades familiares y otros problemas de distinto calibre.
Por ello, insistimos, consideramos la educación como clave fundamental para conseguir erradicar la mayor parte de las causas que hacen de nuestras vidas un camino no tan agradable y sano como el de la mayoría.
Además de la encubierta y no tan disimulada discriminación en la vida cotidiana, así como la máscara de falsa tolerancia con la que se cubre la sociedad actual, desde un principio nos enfrentamos al miedo en los centros en los que estudiamos. Miedo al rechazo, la exclusión, la represión, los insultos, las continuas bromas pesadas e incluso la agresión física injustificada. Estos años resultan especialmente relevantes en nuestras vidas, ya que en muchas ocasiones coinciden con los primeros pasos hacia el reconocimiento de nuestra identidad sexual.
En nuestro caso concreto, este camino se suele mostrar como una senda a recorrer en solitario y de una forma lo más invisible posible, ya que carece de referentes prácticos, realistas y objetivos, libres de connotaciones, que nos ayuden a entender que nuestra situación no es algo anormal, vergonzoso, ni mucho menos una enfermedad mental, como se creía hasta hace poco.
Debemos conseguir que la gente entienda, acepte y se conciencie de que no somos pervertidos o trastornados contra natura, sino personas que aman con la misma fuerza que cualquiera, solo que de forma ligeramente distinta.
Por todos estos motivos, cuyas principales causas son la ignorancia, el subyacente miedo ante la diversidad y el perfil estereotipado que se crea en torno a nosotros, creemos firmemente en la necesidad de una educación amplia y tolerante que faculte a los jóvenes de una comprensión y capacidad de juicio basada, no en temores sin fundamento, sino en la naturaleza racional del ser humano y la viva realidad que nos rodea.
Si buscamos combatir la homofobia desde sus orígenes y deseamos una evolución a nivel general en este sentido, es vitalmente necesario incluir en la educación básica de la sociedad la información y empeño correspondientes para promover estos valores. Esta labor se encuentra muy especialmente en manos de padres y profesores, ya que en ellos radica una gran parte de la responsabilidad de iniciar y potenciar este cambio de mentalidad en la sociedad actual y en los jóvenes, la sociedad del futuro.
La utilización de videos documentales, las charlas interactivas y otros recursos varios facilitarían enormemente el acceso de los alumnos, padres y profesores a una posición más cercana y receptiva. No entendemos la razón por la que no se incluye este tema en la educación sexual, la cual todos hemos recibido en algún momento, en mayor o menor medida.
Si se nos habla sobre cómo usar un condón o un tampón, ¿por qué no de cómo descubrir nuestra identidad sexual y aceptarla con total naturalidad?
En nuestras propias experiencias con la familia se pueden encontrar ejemplos de todo tipo: en pocos casos, nuestros padres han aceptado los hechos como algo completamente normal; en bastantes más, se da una división de opiniones, frecuentemente con mayor comprensión por parte de la madre que del padre; en otros, las consecuencias han sido el intento de olvidar, ignorar y silenciar en la medida de lo posible el asunto en cuestión, creyendo que el vacío y la amenaza pueden resolver los problemas existentes.
Por otra parte, no hay que olvidar que todavía somos muchos los que no nos hemos decidido a mencionar nada al respecto en casa, tal vez porque no lo consideremos totalmente necesario o, más probablemente, por miedo a la consiguiente respuesta.
Volviendo a los institutos, también cabe destacar la falta de delicadeza de ciertos orientadores que, creyéndose en su derecho, han solucionado a su manera nuestro proceso de aceptación ante nuestros padres, dando lugar a incomodidades familiares y otros problemas de distinto calibre.
Por ello, insistimos, consideramos la educación como clave fundamental para conseguir erradicar la mayor parte de las causas que hacen de nuestras vidas un camino no tan agradable y sano como el de la mayoría.
