Refulgen los últimos rayos de ámbar
e irrumpen a través del cristal traslúcido
de la ventana del baño,
y al contraluz fulgurante
acecholos detalles de un perfil sinuoso
que se enjabona en la bañera.
El exceso de luz diáfana
me impide recrear los detalles
del pecho imponente y hercúleos músculos
de este efebo de mis sueños.
.
La greca oscura de las paredes
fluye desde su prisión embaldosada
y en su regocijo engendra un halo alrededor
de las perlas líquidas que humedecen el torso dorado.
Una espiral fluye hasta el desagüe,
se convierte en torbellino acuoso,
y arrastra toda esta visión celestial
hasta los confines del infierno.
Temo, pero siempre ha sido así,
que se desvanezca para siempre
ante mis ojos extenuados
la fugaz pasión de frenesí y lujuria.
.
José Luis Serrano. La Taberna del Mar