Dijo haberse golpeado contra un muro o haberse caído.
Pero otra quizás fuera la razón
de su espalda herida y vendada.
.
Al hacer un gesto demasiado brusco,
para intentar coger de un mueble
unas fotografías que quería ver de cerca,
la venda se movió y brotó un poco de sangre.
.
Le vendé de nuevo la espalda,
lo hice con todo cuidado, muy despacio,
y contemplé encantado aquella sangre. Porque esa
sangre era algo de mi amor.
.
Cuando se fue, sobre una silla encontré
un jirón enrojecido de la venda,
un jirón que parecía como si fuese a sangrar;
y lo llevé a mis labios,
y lo guardé muchas horas
--sangre del amor en mis labios.
.
Konstantino Kavafis