El
método en sí es sencillo. Si hacemos aparecer un pensamiento en nuestra mente
con la frecuencia suficiente, se convertirá en un hábito mental. Si por
ejemplo, cada vez que vemos a otra persona le deseamos felicidad, esto acabará
por convertirse en un hábito y siempre que nos encontremos con alguien, nuestro
primer pensamiento será instintivamente desearle felicidad. Al cabo de un
tiempo desarrollaremos un instinto de bondad. Nos convertiremos en una persona
bondadosa. La bondad se manifestará en nuestra cara, nuestra postura y nuestra
actitud siempre que nos encontremos con alguien. La gente se sentirá atraída
por nuestra personalidad, no solo por nuestro aspecto físico.
El modo informal de
practicar esto consiste simplemente en generar estos pensamientos cada vez que
nos encontremos.