55

55

e

654

9

iniciativas que educan

7

lgm

lgm

das

29

21

BULLYING

65

elsa

MAXIMO POTENCIAL

quiero

mandela

mandela

23

23

NR

NR

POESÍA

POESÍA




esc

CORTO

* MARIO ALONSO PUIG: "LA FELICIDAD ES DESCUBRIR EN LA VIDA EL SENTIDO DE NUESTRA EXISTENCIA" *


MEDITACIÓN Y RELAJACIÓN

viernes

CÓMO LUCHAR CONTRA LOS ESTEREOTIPOS SEXUALES

PSICÓLOGOESCOLAR.COM
Los niños pequeños van aprendiendo la diferencia entre lo que significa ser niño o niña por medio de la observación y también a través de los mensajes que los adultos transmitimos sobre lo que es adecuado o inadecuado para uno u otro sexo. Cuando los mensajes que damos a los niños son muy estereotipados (un niño no llora, una niña no debe jugar al fútbol, etc.) no estamos dando una educación sexual adecuada. Conviene que estemos atentos a los mensajes estereotipados que les podemos transmitir, ya que éstos muchas veces se muestran de manera muy sutil. En la Guía de Educación Sexual de la Primera Infancia se explica muy bien lo que los niños y las niñas aprenden con estos mensajes:
“- Ven que en la comunicación afectiva con los niños, las personas adultas priman las cosquillas y los golpeteos, y con las niñas, los besos y los abrazos. Aprenden así que unos y otras han de expresarse de modo diferente.
- Captan el rubor de una persona adulta ante los achuchones y abrazos que dos niños se dan entre sí. Aprenden así que dos niños no deben expresarse de este modo.
- Intuyen el malestar adulto ante un niño que juega con un carrito de muñecas. Aprenden así que este no es un juego adecuado para él.
- Escuchan expresiones del tipo “dile a mamá que te cosa el botón”. Aprenden así que es una tarea propia de las mamás, no de los papás.
- Escuchan cuentos en los que los personajes masculinos y femeninos reproducen estereotipos y desigual protagonismo.”
Por ello, conviene que los padres sean conscientes de la influencia especial que tienen sobre sus hijos de sexo opuesto al suyo, es decir de la influencia de los padres sobre las hijas y de las madres sobre los hijos. Así, el padre debería dedicar algún tiempo todos los días a tratar a su hija como si fuera un niño, es decir, jugar físicamente con ella, leerle algún libro de aventuras, jugar al balón... Del mismo modo, una madre debería actuar de manera similar con su hijo, leyéndole historias en las que los protagonistas cuidan y se preocupan de otras personas, así como favorecer la expresión emocional del niño, o inculcarle valores como la sensibilidad y la amabilidad... De esta manera, darán a sus hijos una formación sexual más integral, que contrarrestará la influencia negativa de los prejuicios sexistas.