55

55

e

654

9

iniciativas que educan

7

lgm

lgm

das

29

21

BULLYING

65

elsa

MAXIMO POTENCIAL

quiero

mandela

mandela

23

23

NR

NR

POESÍA

POESÍA




esc

CORTO

* MARIO ALONSO PUIG: "LA FELICIDAD ES DESCUBRIR EN LA VIDA EL SENTIDO DE NUESTRA EXISTENCIA" *


MEDITACIÓN Y RELAJACIÓN

domingo

LESBOFOBIA


Un hombre solicita la guarda y custodia de su hija
por la convivencia de la madre con una mujer
.
LA VOZ DE AVILÉS
.
Aduce que existen «riesgos para la integridad moral de la menor» y denuncia la situación sentimental de su ex pareja La madre de la niña niega el problema y acusa a su padre de no haberla atendido ni en lo económico ni en lo afectivo.
.
La convivencia de su ex pareja con otra mujer ha llevado a un avilesino a solicitar en los tribunales la guarda y custodia de su hija y privar de la misma a la madre. Y ello a pesar de que el padre de la niña no ha abonado pensión alguna para el sostenimiento de la menor durante los tres últimos años y sólo la ha visto en tres ocasiones durante ese periodo. Incluso en su demanda niega el pago de cantidad alguna para el sostenimiento de la pequeña para el caso de que el juzgador decida mantener la custodia a la madre. En su demanda ante los juzgados avilesinos, estima que «en el año 2006, la madre de la menor inició una relación sentimental de carácter homosexual con otra mujer que se convirtió en una relación de convivencia estable, compartiendo no sólo domicilio sino un negocio». Al mismo tiempo insiste en sus argumentos que «existen riesgos para la integridad moral de la menor» al no estar en contacto con la figura del padre, y considera que esta figura no puede ser sustituida en la actual situación sentimental y de convivencia de su madre con una pareja del mismo sexo. Reitera el demandante que se dan una serie de circunstancias que ponen en grave riesgo la integridad física y moral de la menor, argumentando incluso la presencia de la niña como portadora de las arras en una boda homosexual celebrada entre dos mujeres en Castrillón el pasado mes de agosto de 2007. La madre de la menor niega las acusaciones del padre de su hija, a quien acusa de no haberse preocupado de ella durante los tres últimos años, hasta el punto de no haberle abonado dinero alguno para su sostenimiento y sólo haberla visto durante tres ocasiones en ese mismo periodo de tiempo. La progenitora no entiende «las falsas acusaciones» vertidas contra ella por el padre de la niña, y más aún por el hecho de que él perciba una pensión por incapacidad de la Seguridad Social y esté trabajando en la actualidad, sin que le aporte dinero alguno y no tenga intención de dárselo en el caso de que ella mantenga la guarda y custodia, ya que en la demanda ni siquiera la ofrece el mencionado.
Respecto a la relación homosexual que mantiene en la actualidad, la madre niega que pueda perjudicar a su hija, que ahora «sí tiene un hogar y vive en un ambiente adecuado». Además, elogia la colaboración que le ha prestado la amiga con la que convive y con la que comparte propiedad en una vivienda y negocio común. Según relata, «cuando me echaron de casa con mi hija, ante la imposible convivencia con su padre, me vi sola y sin recursos. No tengo padre y mi madre reside en Granada, de donde procedo, y está enferma del corazón. Entonces dispuse del apoyo de mi amiga y gracias a ella he podido salir adelante».La madre de la menor se muestra sorprendida sobre lo que considera falsas acusaciones vertidas sobre ella, a la vez que señala que «con la actitud que demuestra en su demanda no sólo confirma la dolorosa convivencia que tuve con él, sino también su carácter personal, con unas ideas claramente homófobas y propias de un machismo desmesurado». Por otro lado, señala que «jamás he impedido al padre de mi hija y a sus abuelos el poder visitar a la niña, hasta el punto de que en las únicas tres ocasiones que la han venido a visitar en los tres últimos años no les he puesto obstáculo alguno. Sin embargo, él no se ha dignado a abonar dinero alguno a la niña y ni siquiera se lo plantea en su demanda a pesar de estar en una cómoda posición económica». Y se pregunta una vez más sobre «cómo es posible que alegue un cariño ahora hacia la niña si durante los tres últimos años ni se ha dignado a verla, ni la ha mantenido y ni siquiera ha puesto denuncia alguna ni efectuado solicitud alguna en el juzgado». Y concluye: «He sido yo la que he tenido que buscarme la vida para poder lograr que mi hija pueda comer, tener un techo bajo el que poder vivir y una buena educación, mientras el padre no se ha preocupado de ella durante todo este tiempo, más bien sólo se ha preocupado de vivir bien y gastar todo el dinero que gana de su pensión y de sus trabajos».