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iniciativas que educan

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lgm

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BULLYING

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elsa

MAXIMO POTENCIAL

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mandela

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NR

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POESÍA

POESÍA




esc

CORTO

* MARIO ALONSO PUIG: "LA FELICIDAD ES DESCUBRIR EN LA VIDA EL SENTIDO DE NUESTRA EXISTENCIA" *


MEDITACIÓN Y RELAJACIÓN

lunes

HISTORIAS DE TUTORÍA 16

Estimado tutor:
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Me llamo José, y soy un estudiante de 2º de Bachillerato de Madrid. Lo cierto es que no sé muy bien por donde empezar, de modo que ármate de paciencia y te contaré mi historia:
A los trece años descubrí que era gay. No se debió a nada en concreto, simplemente un día me desperté y me di cuenta de que me gustaban los chicos. Supongo que muchos hemos pasado por ello: un niñito se encuentra con un gigantesco problema entre las manos, y simplemente no es capaz de hacerle frente. Sabe por la tele y por sus amigos lo malos que son los maricas y lo que podría pasarle si lo contase. Llega el miedo. Al principio intenté disimular, pero no dejaba de ser consciente de ello. No podía. En cada gesto temía que me descubriesen. No sabía que hacer. Y un día, simplemente, dejó de doler. Actuar se había vuelto automático, y dejé de ser consciente de ello en todo momento. Me puse el traje de hetero y simplemente seguí con mi vida. Mi armario era muy bueno, nadie sospechó nada nunca. Se puede reprimir el miedo, pero la sexualidad de un adolescente no se puede detener ni con una presa de hormigón. Lo que había encerrado en el armario se quejaba, se asfixiaba, quería salir. Yo tenía sospechas de que algún otro de mis compañeros también era gay, así que un día me armé de valor y se lo pregunté a uno. No esperaba la reacción que obtuve. Supongo que no lo era, que simplemente yo quería que lo fuera. Pero fue un momento muy violento, sólo entonces me di cuenta de que se lo había preguntado a un homófobo total. Temí que lo contase. Gracias a que actúe muy bien logré convencerle a medias de lo contrario. Pero desde entonces dejó de ser mi amigo, y yo volví a la época del miedo, a que lo contase, a que me descubriera. Gracias a él entré en una depresión. No sé muy bien el motivo, pero también la oculté. La llevé un año conmigo en silencio. Todavía no soy capaz de creer lo que pasó entonces por mi cabeza. Pero me curé sin ayuda. Me llevó un año, pero lo conseguí, me sorprendí a mí mismo. Invertí muchas, muchísimas horas en comprenderme a mí y a los demás. Y me hicieron mucho bien, aunque tuviese que pasar por lo que pasé. Lo mejor que conseguí fue el resultado. Y me importa un carajo que parezca una mariconada sentimentalista. En vez de verme como raro y diferente logré verme como alguien especial. Estoy orgulloso de ser gay. Me hace diferente, y me da un motivo por el que luchar por mí. Incontables heteros de mi edad son rebeldes sin causa. Yo tengo una. Que se jodan. Pero estoy harto de actuar. Y por eso te escribo. Aún no he salido del armario. Sólo una persona lo sabe, y el día que se lo conté fue uno de los más penosos de mi vida. Me puse a llorar como un bebé. Pero lo hice, y no me arrepiento en absoluto. Para salir del armario necesito conocer a más gente como yo, y ahí estáis vosotros. Necesito que me deis una causa por la que luchar. Me encantaría echaros una mano. Tengo mucho que aprender de vosotros. Y cuando lo haya hecho podré salir del armario por la puerta grande. Porque nos llaman maricas, pero tenemos muchos más huevos de los que muchos de ellos tendrán jamás. Es una especie de supervivencia del más fuerte. Los gays nos endurecemos desde pequeños, desde que nos encontramos con el problema entre las manos. Ya hemos pasado una situación límite en la vida, y es eso lo que nos hace tan especiales. Contesta cuando puedas, si no es mucha molestia. Haré todo lo posible por ayudaros en lo que pueda. Gracias y hasta pronto.
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Estimado José:

Tu historia me ha conmovido. Al leerte, uno se da cuenta del inmenso valor que has tenido para afrontar en soledad tu orientación sexual. Descubrir a una edad tan temprana que debes ocultar tus sentimientos más íntimos para no ser objeto de rechazo social, nos pone sobre el aviso de la extrema vulnerabilidad con la que viven todavía hoy miles de adolescentes homosexuales y transexuales que se ven obligados, por la presión heterosexista, a cercenar su desarrollo emocional. Como puedes suponer este hecho será determinante en sus vidas. En algunos casos, la falta de aceptación social provocará secuelas psicológicas. En otros, el horizonte de injuria y homofobia, les confinará en una especie de exilio interior del que sólo saldrán cuando se sientan definitivamente a salvo. Con el paso de los años, la mayoría optará por el olvido... pero el sentimiento de adolescencia perdida les acompañará de por vida. Es encomiable tu capacidad para sobrevivir en un medio tan hostil y tu denodada lucha por mantenerte a flote.
Y es una magnífica prueba de salud mental, que hoy te renombres como gay, sintiendo el orgullo de pertenecer a una inmensa minoría, que está imbuida por el deseo de mejorar la sociedad con un discurso liberalizador e integrador de sus hechos diferenciales. Sin embargo, es un error demonizar a los heterosexuales; son también víctimas; víctimas del patriarcado, de la homofobia institucionalizada y de una construcción identitaria rígida y excluyente que les obliga a mantenerse en roles de género muy estáticos. La igualdad legal, que reconoce nuestra singularidad y dignidad, se ha conseguido porque hemos sido capaces de convencer a una mayoría social. No obstante, la tan ansiada igualdad real, sólo la podremos lograr si somos capaces de desprejuiciar a la comunidad educativa en su conjunto, para introducir entre el alumnado estrategias de socialización que permitan el respeto a la diferencia por orientación sexual e identidad de género. 50 voluntarios pertenecientes a la Comisión de Educación de Cogam acuden cada año a dar charlas sobre diversidad afectivo-sexual a distintos centros educativos, de acuerdo con un protocolo de actuación avalado por el Defensor del Menor y el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Un esfuerzo ingente de educación no formal que suple, sin ningún tipo de reconocimiento oficial, a la inexistente e imprescindible Educación Sexual. Tu historia es reveladora de cómo se vulneran sistemáticamente los derechos humanos en entornos que proclaman como ideario el desarrollo integral del individuo. Una historia, en la que se pueden reconocer, también HOY, muchos adolescentes glbt que “crecen” sin el amparo del Sistema Educativo y que reproducen un mal endémico al que no se quiere hacer frente. Los adolescentes glbt están, aquí y ahora, tan desasistidos como lo estuviste entonces. La paradoja es que hoy sí existe una legislación que les protege... y sin embargo, no se implementa. Te felicito por tu inteligente reflexión de reconocer en tu sufrimiento más íntimo, un motivo para el activismo, ayudando a los que carecen de herramientas para ser ell@s mism@s. Tu decisión les posibilitará un futuro más esperanzador. ¡Enhorabuena!... y muchas gracias. J.