El
proceso de la creación de hábitos mentales se basa en una idea sencilla,
intuitivamente evidente pero al mismo tiempo de profunda importancia. Buda la
describe así:
“Aquello
sobre lo que una persona piensa y reflexiona frecuentemente, se convertirá en
la inclinación de su mente”
En
otras palabras, nos convertimos en
aquello en lo que pensamos.
El
método en sí es sencillo. Si hacemos aparecer un pensamiento en nuestra mente
con la frecuencia suficiente, se convertirá en un hábito mental. Si por
ejemplo, cada vez que vemos a otra persona le deseamos felicidad, esto acabará
por convertirse en un hábito y siempre que nos encontremos con alguien, nuestro
primer pensamiento será instintivamente desearle felicidad. Al cabo de un
tiempo desarrollaremos un instinto de bondad. Nos convertiremos en una persona
bondadosa. La bondad se manifestará en nuestra cara, nuestra postura y nuestra
actitud siempre que nos encontremos con alguien. La gente se sentirá atraída
por nuestra personalidad, no solo por nuestro aspecto físico.
El modo informal de
practicar esto consiste simplemente en generar estos pensamientos cada vez que
nos encontremos.
